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Mutismo selectivo: mi peque ha dejado de hablar

Puede que hayas pasado por el tema del que hoy quiero hablarte, que nunca afecte a vuestra familia o que sí llegue en algún momento a tu hogar. 

Sea como sea, siempre creo que es importante conocer qué puede ocurrir, denominarlo por su nombre y saber cómo actuar.

El tema del que hoy quiero hablaros es del mutismo selectivo.

El mutismo selectivo es un trastorno del lenguaje relacionado con la psicología por el cual un peque puede hablar, pero deja de hacerlo de pronto. Ocurre a menudo en la escuela o en determinados contextos sociales.

Suele verse en menores de 5 años y, cuando se da, muchos papás y mamás piensan que el peque ha decidido no hablar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el peque no es capaz de hablar en ciertos momentos, con ciertas personas… pero en casa, donde se rodea personas de su confianza, sí logra hacerlo.

Las causas del mutismo selectivo

Los peques con mutismo selectivo tienen problemas para hablar en determinadas situaciones. 

Las causas del mutismo selectivo no se han identificado como un único motivo y las investigaciones más recientes señalan que las causas del mutismo selectivo son:

  • Causas del temperamento. Donde hay personas que tienen el temperamento inhibido de forma intrínseca. Es decir, por ejemplo, peques que desde que son bebés son más propensos a sentir miedo ante situaciones que no controlan.
  • Causas genéticas. Algunos estudios señalan que este trastorno puede ser hereditario.
  • Causas del neurodesarrollo. Peques con este trastorno, suelen tener mayores índices de trastornos del neurodesarrollo. Generalmente, las más comunes son las alteraciones del lenguaje.
  • Causas externas. Enfrentarse a cambios como comenzar la escuela, un cambio de casa o situación similares pueden hacer que aparezca este trastorno.

¿Cómo saber si mi peque sufre de mutismo selectivo?

Es frecuente que, por error, muchos papás y mamás confundan señales del mutismo selectivo con rasgos de timidez, lo que dificulta su diagnóstico.

Uno de los principales síntomas es la disminución y desaparición de la capacidad de hablar en circunstancias determinadas o ante determinadas personas. Esto debe producirse, como mínimo, durante un mes sin que haya ocurrido ningún cambio relevante que justifique la aparición de una posible timidez. También debemos descartar que la dificultad haya sido causada por una enfermedad médica que pueda justificar esta falta de comunicación oral.

Algunos de los síntomas que se ven en los peques que padecen este trastorno son:

  • Hablar y socializar en casa, pero no hablar nada o casi nada en la escuela o en otros entornos sociales.
  • Quedarse «paralizados» cuando se espera de ellos que hablen.
  • Algunos usan gestos, expresiones faciales y asienten con la cabeza para comunicarse; otros tienen dificultad para comunicarse, incluso de manera no verbal.

¿Se le pasará solo o debo hacer algo?

Ante esto me gustaría preguntarte: si tu peque presenta algún síntoma de una enfermedad física, consultarías con un especialista, ¿verdad?

Del mismo modo, si vemos que nuestro peque presenta alguna dificultad para comunicarse o nos planteamos que pueda presentar trastorno de mutismo selectivo, debemos buscar ayuda profesional.

No debemos olvidar que cada peque, al igual que cada adulto, tiene una personalidad única que lo hace diferente a los demás. Pueden ser más activos, más tranquilos, más juguetones, etc., pero si sospechas que tu peque puede presentar mutismo selectivo, lo mejor es que tanto él como vosotros recibáis la atención y la ayuda que necesitáis.

Si no se trata a tiempo, puede suponer un elevado nivel de angustia y una alteración significativa en la vida social y académica del peque, por lo que lo mejor es contactar lo antes posible con un especialista.

¿Cómo ayudo a mi peque?

El tratamiento que recibirá nuestro peque cambiará dependiendo de sus necesidades y la gravedad del caso. 

La familia y el entorno del peque será fundamental para su recuperación. Entre las pautas más generales, sabemos que:

  • No hay que presionar, siempre aportar seguridad y apoyo.
  • Debemos tener cuidado con el extremo opuesto: la sobreprotección. Tampoco es cuestión de reforzar la inhibición del habla.
  • Y fundamental: no hay que juzgarles ni ridiculizar.

Y recuerda: aunque es imprescindible la implicación de los familiares, de los docentes y del entorno, es indispensable contar con apoyo profesional que proporcione un tratamiento personalizado.

Si necesitáis ayuda, en Centro Cree estamos para acompañaros en el tratamiento. 

Ponte en contacto a través del teléfono 627 54 05 15​ o por correo electrónico info@centrocree.es

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